Nenikekamen Nenikekamen
(hemos vencido) es lo que
pronunció Filipides cuando llegó a Atenas desde Maratón. Algo parecido es lo
que se me pasó por la cabeza el pasado domingo al terminar mi décimo maratón.
Cuando te apuntas a una carrera un montón de mese antes,
piensas que tienes tiempo para prepararla, que debes seguir un plan que más o
menos te garantice el hacer un papel digno o al menos terminar.
Este año me presenté
en Sevilla como siempre, sin haber seguido un plan especifico, solo con mis entrenamiento anárquicos
en los que faltaban las series, los entrenos de calidad y en fin todo lo que se
debe de hacer para preparar una carrera con tanta entidad como un maratón.
Como estos últimos años, compartí fin de semana y carrera con
mi amigo Javier. Ya son varios en los que hemos compartido experiencias,
anécdotas y sobre todo en los que he aprendido muchísimo de su impresiónate
bagaje en sus carreras por todo el
mundo.
Y allí nos presentamos. Como siempre nuestro primer contacto
con el maratón fue la feria del corredor. Habíamos quedado con mi amigo Miguel en la
entrada. Muchos stands y muchísima
animación por todo el recinto. Las fotos de rigor y a degustar la comida de la
pasta. Como todos los años el platazo de macarrones y como punto negativo la
falta de la típica cruzcampo. Este año solo habia agüita.
Esta vez tenía una
percepción diferente a años
anteriores. Ediciones pasadas conforme se iba acercando
la gran cita, me entraban los miedos y las típicas dudas. Esta vez fue
diferente. Estaba convencido de que me iba a salir una buena carrera y que todo
saldría bien. Me encontraba con mucha confianza, sin ningún problema muscular y
con unas inmensas ganar de devorar y vencer de nuevo al maratón.
Este año el recorrido era diferente, la salida y la meta estaban
en el paseo de las Delicias en pleno centro sevillano. No cabe duda que la
llegada al olímpico tiene su magia, pero en esta ocasión creo que se han superado todas la expectativas.
Como siempre empezaron los típicos nervios cuando estábamos
en los cajones, muchísima animación y a esperar el pistoletazo que coincidió
como siempre con el mítico tema de AC-DC Highway to hell. Nos deseamos suerte
Javi y yo y nos citamos en la meta.
Y a correr. Salida algo lenta por la cantidad de corredores y
a disfrutar de Sevilla. Los primeros 5
kms pasaron rapidísimos y prácticamente
sin darme cuenta nos metimos en la Cartuja, la zona más fea de la carrera. Pasamos por la facultad de ingeniería y por los antiguos pabellones de la expo, todo muy desangelado. Ha sido un acierto
pasar por aquí al principio donde no
había nada de expectación. Salimos y nos encontramos con el arco de 10 kms. Ya
por aquí empezaba el ambiente, entramos de nuevo
en la zona céntrica y comenzaba la animación por las calles. Voy fenomenal, me mantengo a un
ritmo muy bueno. El reloj está clavado
en 4,41, algo rápido para mi planteamientos iniciales, pero pienso que
mientras el cuerpo aguante hay que
aprovechar, ya vendrían momentos casi seguro en los que tendría que aflojar. Sorprendentemente voy fantástico, incluso
con fuerza para apretar, pero me contengo, falta muchísimo y esto es muy largo.
Llegamos a la zona de Torneo y paso el km. 15. Todo sigue igual, me voy
encontrando de lujo, sin ningún signo
negativo y todo de maravilla. Como siempre que he corrido este tipo de carrera,
tengo clarísimo que hay que pararse en todos los puestos de avituallamiento
para beber, lo llevo a rajatabla, pienso que es fundamental la hidratación en
distancias tan largas. Pasamos el 20 y a por la media maratón. Cruzo el arco en
1:40, fenomenal. Increíbles las sensaciones, voy disfrutando como nunca y
empiezo a pensar que si todo sigue igual, puedo hacer un buen crono en la meta.
En el 25 me tomo un
Totum, empezaba a sentir unos ligeros calambres en los gemelos que
afortunadamente fueron pasando. A partir de aquí, cada 5 kms. empecé a comerme
porciones de barritas que llevaba preparado y que me vinieron muy bien. Seguía
devorando distancia y ya no sumaba,
descontaba. Me encuentro con un corredor
en huaraches y nos saludamos, iba lago tocado y nos deseamos suerte. Llega el
30 y continuo con el ritmo constante. La sensaciones siguen siendo bonísimas,
voy de maravilla. El calor empieza a apretar y procuro buscar las sombras, la
animación es bruta. Llegamos al campo del Betis y la palmera por delante. En el
34 llegamos a lo más bonito de la carrera, la Plaza de España, una pasada.
Impresionante la animación, que de gente dando ánimos. Sigo de fabula y empiezo a hacer los
inevitables cálculos de llegada. Pienso que
si todo sigue igual, los 3:30 que es lo que quería hacer están en el
bote. Llegamos en el 38 a la Macarena,
ya no queda nada, o mejor dicho queda lo mejor. La alameda de Hércules, el
Duque, Reyes Católicos y la Meta. Espectacular, inmensa, colosal, que llegada
más bonita. Aprieto en los últimos 100 metros y cruzo el arco. Me detengo y
elevo los brazos al cielo, he vuelto a vencer a Filipides y como
recompensa haciendo MMP. Le he metido un
bocado a mi marca de casi 3 minutos. Recojo la medalla y casi se me caen las
inevitables lagrimillas de satisfacción por lo conseguido. Increíble el maratón que me ha salido,
posiblemente haya sido en el que he disfrutado más.
He ido siempre controlando la carrera y no he sentido en ningún momento signos de fatiga. Los pies
de maravilla, sigo pensando que las sandalias es el calzado optimo para correr.
Muscularmente terminé perfecto y con
ganas de más. Mi amigo Javier cumplió sus expectativas, paro el crono en
3:49. No me quiero olvidar de los compañeros de mis clubs Atletas Veteranos y del
C.D Trail Team 3x4 de Algeciras que con tanto cariño me han
acogido. Otro año más he disfrutado de
este magnífico maratón y de Sevilla.
Volveré….
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