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KEEP CALM and GO BAREFOOT

viernes, 26 de febrero de 2016

Maratón de Sevilla....El septimo...






Quien lucha, puede perder; quien no lucha, ya perdió.
Quizás esta cita resuma mis vaivenes de lo que ha rodeado correr en este maratón. Debido a una lesión que vengo arrastrando desde hace algún tiempo, me he estado planteando desde primeros de año el participar u olvidarme del maratón. Al final decidí luchar, tenía algunas esperanza de poder completar la distancia. 
Había sido una preparación concentrada en 50 días, pues antes me fue casi imposible entrenar. Un dichoso neuroma de morton me tenía en el más absoluto ostracismo. Que hago…?  corro, no corro y me recupero, y si corro y la lesión se agrava ahora que parece que remite. Una autentica encrucijada de la que estaba preso. La cabeza me decía que no, pero el  ansía y las inmensas ganas de completar mi séptimo maratón me indicaba lo contrario. Al final decidí  estar.
Nunca me ceñí a un plan para correr un maratón, mi estrategia siempre fue la de meter muchos kilómetros alternándolos con bici de montaña. Esta vez el tiempo que disponía era bastante menor, no me quedaba más remedio que aumentar los días  de entrenos semanales pero siempre dentro de unos límites, pues la lesión seguía conviviendo a diario conmigo y todo se podía ir al traste. Y de esta manera me presenté en Sevilla.


El sábado por la mañana pusimos rumbo al maratón, esta vez me acompañaba Javier un auténtico todocamino con muchas tablas en este tipo de prueba y mi hermano Manolo con su compañero Juan Luis que se volvían a enfrentar a filipides, dos auténticos todoterrenos curtidos en pruebas de larga distancia.
Llegamos a la feria y ambientazo, muchísima gente y mucha expectación, teníamos la intención de ver el documental de Martín Fiz.  Recomendable y  muy emotivo, donde se refleja la intensidad con la que ha vivido  este gran atleta su etapa de alta competición.
La comida de la pasta como siempre. Algo de cola y el clásico menú. Me encontré con Miguel y Chano, dos compis  de Algeciras que debutaban en el maratón. La bosa del corredor algo cortita, lo mejor un cortaviento como el del año pasado y mucho papeleo.


A las seis en pie, buen desayuno en el hotel y al olímpico. Corredores por todos los lados, muy buena organización en el ropero y muchos voluntarios colaborando.
Y llegó el momento, me coloco en el cajón de 3:15-3:30, no se correspondía con mi planes, pero cuando me inscribí no estaba lesionado. Mi intención era en primer lugar terminar, por fuerza no tenía dudas que lo podía lograr, pero mi temor era  cómo se comportaría el pie a partir del veinticinco . Bajar de las cuatro horas, quizás era el objetivo, pero siempre sin renunciar a agotar todas las posibilidades siempre que el pie aguantara.
Pistoletazo “Highway to hell” de AC DC a cañón por megafonía, los vellos de puntas y el típico estado que sentimos en ese momento cargado de ilusión y de respeto a lo que nos queda que pasar.
Salgo como una bala como casi siempre. De momento me sitúo a ritmos por debajo de cinco. Me siento bien de fuerzas, pero con cautela. Encuentro a Miguel de  corre..corriendo y nos saludamos, estamos un rato juntos y  me anima a que siga,  que no lo espere, gran corredor donde los haya.  Veo el globo de 3:30 y me refugio en el grupo que lo acompañan. Llega el kilómetro cuatro, curiosamente el globo se  suelta   y sale volando, menudo cachondeo se forma, se acabó la referencia. Enfilamos Torneo, llega el kilómetro  cinco, voy de maravilla y siempre por debajo de 4:50. Me fijo la siguiente meta el diez. Pasamos la Macanera con muchísima animación para ser todavía tan temprano. Me había propuesto que cada diez kilómetros me daría un premio. Este consistía en una gominola. Me había comprado una bolsa en la feria. Paso el diez y sigo igual, incluso hay momentos que aumento el ritmo. Las sensaciones buenísimas y me lanzo por la medía. Como siempre en todos los avituallamientos me paraba y bebía, incluso en algunos hasta dos veces. Llega la media y el reloj me marca 1:42, mucho mejor de lo que pensaba, segunda gominola y mala suerte, se me cae el paquete. Que le vamos hacer, aun llevaba un cargamento de orejones. El siguiente objetivo era el campo del Betis sobre el treinta y dos. Muchas ganas de llegar,  ya no voy con la misma soltura, continuo contento, pues el pie sigue sin molestarme, aunque  empiezo a notar un pequeño dolor en la planta  diferente al de la lesión. La Palmera demoledora, lo único bueno que al final ya entrabamos en el Parque de María Luisa. Espectacular, estampa incomparable y muchísimo gentío dando ánimo. A la salida me encuentro a mi amigo Jorge que estaba haciendo fotos. Reyes Católicos, la Catedral, Tetuán, ya casi no queda nada. Empiezan los problemas, el pie me duele, noto como si llevara el calcetín húmedo, bajo el ritmo y no me queda más remedio que cambiar la forma de pisar para atenuar el dolor. El rio, la Barqueta y el estadio a lo lejos, intento apretar pero no puedo, llevo un cuchillo clavado en el pie. Llega el cuarenta, ya lo tengo, empiezan las pulsaciones a disparase me invade la emoción.  Solo quiero llegar, el tiempo me da igual. Entro en la oscuridad del túnel, antesala de la luz  que inunda el estadio,  voy flotando y disfrutando de lo lindo. Cruzo el arco, casi llorando de la emoción. Séptimo maratón conseguido, he vuelto a vencer a Filipides.
Al final paré el crono en 3:32:10, contentísimo por lo conseguido. Ni en las más positivas de mis expectativas me podía imaginar hacer un tiempo tan decente.
Mis compañeros también realizaron estupendos registros. Javier consiguió un magnifico 3:30, Juan Luis hizo marca personal en 4:19 y Manolo le metió un bocado a su marca de más de veinte minutos.
Para poder correr sin molestias, se me ocurrió hacerle un vaciado a la plantilla para que la zona dolorida  del pie no apoyara. La chapuza funcionó, pero los daños colaterales me produjeron una tremenda ampolla que fue la que me machacó en los últimos kilómetros.
Al final pude saludar y abrazar a mi Capitán Miguelón con el que tantos buenos momentos hemos compartido. Realizó un magnifico tiempo en su ultimo maratón. Decidió cortarse la coleta en esta distancia aunque en el fondo creo que tanto él como yo seguimos  muy enfermo de esta bendita locura que es el maratón.  Ahora toca descanso, intentar eliminar la lesión y empezar a pensar en nuevos retos mientras el cuerpo aguante.
No me quiero olvidar de mi compañero y amigo Jorge, al que una inoportuna lesión le impidió disfrutar de esta edición. Ánimo, te quedan muchas por correr.


jueves, 18 de febrero de 2016

Polizón a bordo......



El domingo si todo  va según guion, estaré en Sevilla disputando mi  séptima maratón. Este año además de luchar e intentar vencer a Filipides, voy a tener que convivir con un polizón que me viene machacando desde hace cuatro meses y del que no soy capaz de desprenderme. Es un tal Morton el cual se ha instalado  permanentemente  en mi pie izquierdo  en forma de neuroma. Me ha hecho perderme carreras importantes, no me ha dejado hacer una preparación acorde para correr un maratón y sobre todo ha estado diariamente desafiándome e intentando que desistiera de correr en  Sevilla.  El tal individuo me dijo que de correr maratón me olvidara, que haría todo lo posible por impedirlo, además continuamente  me lo recordaba. No ha habido entreno sin que hiciera de las suyas, menudo cabroncete. Utilicé algunas artimañas para engañarlo, negocié con él, en forma de infiltración, pero no hubo manera. Me dejó claro que si corría en Sevilla estaría acompañándome y no me daría tregua e intentaría por todos los medios,  poner todas las trabas posibles para que no llegase a la Cartuja. Estaba clarísimo, o desistía o tendríamos una  lucha fratricida durante la carrera. Me hizo dudar, me planteé arrojar la toalla y rendirme. Pero que puñetas no me tenía que dar por vencido, tenía que luchar y enfrentarme a él,  y así fue. Ha sido una semi preparación atípica, no he podido hacer ninguna carrera desde el verano y siempre he corrido con dolor. Solo me ha respetado en las salidas en bici.  He aprendido a convivir con el, no me  ha dejado  tranquilo en ningún momento, pero aunque no le he derrotado, le he ido comiendo terreno poco a poco. 

Pero como dice ese ese famoso dicho, que correr duele pero no correr duele más, intentaré por todos los medios terminar la carrera. Pienso que si todo marcha regular,  pues bien es difícil que vaya, procuraré estar por debajo de las cuatro horas. Veremos quién gana la batalla.