Un
año más, como ya viene siendo habitual, allí
estábamos, en nuestra carrera favorita, en esa que tanto nos gusta, en la que
no falta nadie y en la que se respira ese magnífico ambiente antesala de nuestra Feria Real.
Mucho
calor, ambientazo y muchas razones para
disfrutar de esta carrera que año tras año se ha ido superando hasta llegar a
ser referencia importante dentro del calendario provincial y de la Costa del
Sol.
Más
de 1400 dorsales repartidos entre todas las categorías, ofrecían un impresiónate
colorido en la zona del muelle de
Ribera, salida y meta de la carrera.
Casi
todos estábamos allí. Gran representación de mi club, muchísimos amigos y
conocidos por todos los lados.
Este
año me había propuesto correrla descalzo, nunca antes lo había hecho, solo la pasada carrera de Navidad de Algeciras me atreví a descalzarme un tramo.
Tenía
dudas, no sabía lo caliente que podría estar el asfalto y el estado del mismo
en algunos tramos. Pero al final me
decidí y la corrí. Había estado
entrenado descalzo y los pies los tenía
a punto.
Evidentemente
me había planteado llevar un ritmo tranquilo e ir controlando continuamente el
estado de mis pies. Quería disfrutar de esta magnifica forma de correr y sobre
todo de la carrera y de las irrepetibles
sensaciones que estaba seguro que irían sucediéndose a lo largo del recorrido.
Mi
amigo Migelón se ofreció a ser mi fiel escudero durante la carrera, intenté
convencerle de que saliera a su aire, que yo iría muy tranquilo, pero no, me acompañó durante todo el tiempo. Fue magnífico
compartir vivencias con él, me dio ánimos, me arropó y casi me llevó en
volandas.
Nos
colocamos en el vagón de cola y nada más
darse el pistoletazo a correr o mejor dicho a andar, casi 300 metros duró el
tapón hasta que se fue estirando la carrera.
Innumerable
comentarios de muchos corredores al verme descalzo. Muchos se sorprendían y
otros dándome animo no paraban de alentarme.
Increíbles los momentos vividos.
Fueron
transcurriendo los kms. Y todo fenomenal. Los pies de lujo y viviendo a tope la
carrera. Al pasar por Trafalgar el gentío era impresiónate, qué de gente animando,
qué ambiente tan bonito y que derroche de algecireñismo por todos los
rincones.
Y
al fin la meta, increíble la llegada con mi amigo Miguel. Que satisfacción más
grande el haber podido completar mi primera carrera descalcista y además en mi
pueblo. La he disfrutado muchísimo y no he tenido ningún contratiempo. Los pies
perfectos y las sensaciones inmejorables. Esto del descalcismo os aseguro que
engancha y mucho.
Al
final salió un ritmo de 5,03 los 7,3 kms, que en definitiva es lo de menos. Me
quedo con lo vivido en la carrera y sobre todo el haber compartido con mis amigotes esas merecidas cervezas pos
carrera que tanto se la han merecido.
Enhorabuena a todos.