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KEEP CALM and GO BAREFOOT

jueves, 16 de mayo de 2013

Viva la Legión.... Los 101 de Ronda...



Qué puñetas…pues claro que sí. Fue lo primero que se me pasó por la mente cuando llegamos a Ronda. Muy temprano nos pusimos en carretera, Jose Felix al volante, Juan Carlos en el asiento de atrás y yo de copiloto .  Cargados, de ilusiones.  Dudas,  todas las del mundo,  sobre todo por mi parte. Pero al llegar y empezar a palpar el ambiente, me cambió el semblante. Algo me decía que después de esperar  tanto tiempo  iba a suceder un no sé qué.  Decidí  que cada problema que me encontrara en el camino, que iban a ser muchos, los tenía que afrontar  como la oportunidad de hallar las soluciones precisas para intentar superar mi único rival, mis debilidades. 

Justo antes de llegar al estadio, nos encontramos con Miguel Moreno y Miguelito del club “ no sientolas piernas” que iban a participar en la modalidad de duatlón. Abrazote y mucho ánimo nos deseamos mutuamente. La entrada al recinto espectacular, todo muy organizado. Ya empezaba a apretar el calor y nos refugiamos en una de las carpas que habían montado hasta la hora de salir. Muchas caras conocidas, llamo y me reúno con mi  hermano que junto con su grupo  van a realizar la prueba por séptima vez. Nos encontramos con los compañeros   Lomitos: Oscar, Juanma, Manolo y Jose María. 


  Queda poco para la salida y se empieza a notar el movimiento de la gente para situarse en buena posición . Veo algo inquieto a Jose Félix, me comenta que está nervioso ante lo que se avecina, lo tranquilizo:  no te preocupe tío”, ya es tu cuarta participación y el que  tiene que tener nervios soy yo,  que debuto, sin embargo, estoy muy tranquilo. El General de la legión como es preceptivo da un pequeño discurso rubricándolo con los vivas  correspondientes .… y a correr.


 Casi un cuarto de hora estuvieron saliendo los ciclistas, detrás íbamos los marchadores y corredores. Las calles atestadas de gente. Es increíble cómo se vuelca toda la población de Ronda devolviéndole a la prueba  todo los beneficios  que le reporta . Salimos con las pulsaciones a tope y con el pensamiento puesto en lo que nos espera en las próximas horas. Imposible correr por las bonitas calles céntricas. Muchas bromas mientras poco a poco vamos abandonado el centro  para dirigirnos a la periferia, donde ya empezamos a tomar contacto con los primeros caminos de tierra mezclándose con algunos tramos asfaltado. Empieza la primera subida importante y ya el pelotón está lo suficientemente estirado. Se forman los primeros grupos.


 En un principio teníamos previsto ir a un ritmo supertranquilo  sobre todo para intentar acabar. Pero difícilmente podíamos sujetar a Juan Carlos que siempre iba un punto por encima. En el kilometro 5 llegamos al primer avituallamiento. Teníamos pensado no parar pues llevábamos reserva de agua, pero al final nos detuvimos y bebimos isotónico, no perdimos mucho tiempo. A partir de aquí aumentamos algo el ritmo y empezamos a consumir distancia. El calor ya apretaba de lo lindo y era conveniente no dejar de beber pues se podían pagar las consecuencias más adelante. Nos llama nuestro compañero  Manolo, nos alienta, nos aconseja y nos marcas las pautas a seguir con su dilatada experiencia en los temas runneros.   Antes de llegar al segundo puesto, me tuerzo el tobillo derecho, pero afortunadamente se queda en un susto, al poco rato se me pasa la pequeña molestia que me había ocasionado.  Sobre el 25 después de un buena subida llegamos a la zona de Navetas, José Félix se había quedado retrasado y nos preocupa. Nos disponemos a comernos un bocata que traíamos preparado, un donut y fruta. Al rato llega J. Félix y nos comenta que en la última cuesta antes de llegar al puesto, le ha dado una pequeña pájara y que no se encuentra bien. Le decimos que tranquilo que recupere y que le esperamos. Insiste en que nos vayamos, que él no puede seguir nuestro ritmo y que se unirá a los compañeros lomitos que estaban por allí. Con muy mal sabor de boca y todo el dolor decidimos arrancar y hacer lo que nos propone. Ya no lo volveríamos a ver hasta  Ronda. Durante todo el camino nos estuvimos reprochando el no habernos quedado con él, pero es la ley de la carrera. Ya de vuelta para casa una vez terminado la carrera me dijo que tenía clarísimo que si seguíamos con él, abandonaba. La aventura continuaba, nuestro próximo destino era  Arriate. Llegamos casi sin darnos cuenta, mucha gente animando en las calles y refrescando con agua a los participante lo que se agradecía una barbaridad. Pasado el pueblo nos enfrentamos a la primera gran dificultad de la prueba, subida al cortijo del Polear. Impresionante e inacabable cuesta que machacó a gran cantidad de corredores. El calor era insoportable, tremendo el estado del camino, muchos pedruscos sueltos y varios corredores literalmente agotados y con calambre. Afortunadamente pudimos salvar el escollo no sin dificultad. A partir de aquí la carrera nos dio un respiro hasta el  50 en  una  continua bajada que nos llevaría a  Alcalá de Valle. 


Ya nos habíamos merendado medía carrera y las sensaciones eran fantástica, J. Carlos, seguía muy fresco y yo aunque algo cansado pero mejor de lo esperado y sobre todo sin ninguna molestia. Pasado el pueblo,  abordamos una pequeña subida que posiblemente tenga un desnivel de más de un 25%, casi no se podía ni andar de la pendiente que tenía la condenada. Continuábamos  con buen ritmo y corriendo siempre que el terreno lo permitía. Igualmente seguíamos bebiendo muchísimo, reponiendo nuestras botellas en cada puesto. Nuestro siguiente punto de referencia era Setenil de las bodegas precioso pueblo serrano situado en el 58. Ya empezaba a caer la tarde y quizás fue uno de los mejores momentos, el ritmo que llevábamos era muy vivo y a veces nos sorprendía lo bien que marchábamos. Llegamos al pueblo  y lo recorremos de punta a punta, pasmos por las famosas casas incrustadas en las rocas. Las terrazas de los barres abarrotadas y muchísima gente animando. Juan Carlos entra en un bar y sale con una cerveza, un policía municipal le dice; valiente deportista corriendo con una cerveza en la mano.  A la salida paramos en el puesto de avituallamiento, nos comemos unos Sándwiches, fruta y chocolate. La tarde empieza a caer y en el punto de mira el cuartel de la legión, donde pretendemos llegar con luz solar. Vamos muy bien aunque ya el cansancio empieza a pasar factura.  Vamos disfrutando de lo lindo, el entorno es espectacular  y seguimos corriendo siempre que el perfil nos lo permite. En el 67  nos encontramos con otra mítica cuesta,  la de Chinchilla. Se nos hace dura, comemos orejones y nos tomamos unas barritas. Llamo por tercera vez a Félix y continua como en las anteriores,  con el teléfono apagado. Nos preocupamos  e intuimos que ha podido abandonar.  La distancia entre corredores a estas altura es considerable, hay zonas en las que estamos los dos solos sin ver a nadie. La bajada es peligrosísima, muchas zonas del camino eran muy pedregosas y el cuidado que llevábamos era extremo. La concentración cada vez era menor y en cualquier momento se podía tener un resbalón o una torcedura y terminar de muy mala forma.  Y por fin  a las 9:30 y en el 77 el  cuartel. 


 Aun había luz y no fue necesario encender los frontales.  Teníamos  decidido estar el menor tiempo posible, no queríamos que el cuerpo se relajara pues aun lo que quedaba era mucho.  Recogemos las bandejas:  ración de arroz , un perrito caliente, pastel de chocolate y yogur.  En todo el trayecto recorrido no nos habíamos sentado ni un segundo, me dirigí a una mesa y me dijo Juan Carlos que nada de mesa, que le traía muy mal presagio del año anterior y nos fuimos a la escalera de entrada en el jardín. Tenía razón, nada de acomodarse. Devoramos la cena, nos pusimos ropa de abrigo, los frontales y nos cambiamos de calcetines. Esto último fue lo que me marcó en gran medida el final de la carrera. Salimos muy contento, estábamos muy cansado pero aun nos acompañaban las fuerzas.  Recorrimos un tramo por asfalto en donde circulaban coches, hasta que de nuevo entramos en un camino que desembocaba en la sufrida cuesta de la Ermita. Que pedazo de cuesta. Había oído hablar mucho de esta subida, pero no me podía imaginar que fuese tan dura. Nos unimos a un grupo de militares y para arriba. El ritmo que llevábamos era bueno para lo que teniamos encima, pero empecé a tener molestias en la planta del pie izquierdo. Tenía pinta de ser una ampolla justo en la zona de apoyo. Como íbamos andando el dolor era asumible y con la convicción de que ya estábamos cerca de nuestro objetivo, no le  hice mucho caso. La cuesta fue matadora, no se terminaba nunca.  Al volver la vista atrás se veía una hileras de lucecitas en la oscuridad de la noche. Seguimos  y por fin la cima. Empezamos a descender y nos ponemos a correr, pero el dolor del pie es importante, de momento aguanto. Van pasando los kilómetros en la total oscuridad, retomamos una zona asfaltada y de  pronto unos legionarios nos indican que tenemos que coger un carril a la derecha.  Empezamos a subir por unos caminos inhóspitos, había zonas que solo se podía ir en fila india entre ramas y arbustos. Se nos hace durísima, el pie me duele muchísimo, que unido al cansancio  hacen replantearme el que hago yo aquí, merece la pena tanto castigo. Pero gracias a Juan Carlos que no para de animarme, continuo sacando fuerzas y ganas de donde no las hay.  Divisamos  Montejaque, nos quedan 15, la entrada al pueblo es por una bajada espectacular, seguimos  trotando, no sé cómo puedo, pero no dejo de correr. Pasamos el pueblo  y a la salida control de pasaporte averiado, nos tienen que apuntar  los dorsales . Seguimos y empezamos a pensar en Ronda, en su Tajo, en la llegada. A todo el mundo que me encuentro le pregunto cuanto queda, el agotamiento es brutal, los cuádriceps como piedras pero curiosamente mi abductor  que me ha incordiado en las últimas fechas ni se resiente. No sé si será sugestión, pero es curioso, se habrá curado con tanta tralla…!!. Por fin  las luces de Ronda , que estampa más maravillosa, que poco nos quedaba, subidón, ya lo tenemos. Nos animamos mutuamente y enfilamos lo poco que nos falta.  Yo creía que la cuesta del cachondeo  era algo anecdótico, donde la gente se relajaba pues era la última, pero nada más lejos de la realidad. Al empezar a subir apareció un legionario y nos dijo que solo eran 500 metros y ya luego bajada hasta la meta. De eso nada, no sé cuanto pudo ser, pero más de 2 Km. seguro. Fue la puntilla, algo patético, sin fuerza la coronamos y ya en el pueblo empezamos a correr. Muy poca gente en las calles, solo quería ver la alameda y el arco. No me explico de donde me salía el empuje para correr, me encontraba completamente vacío pero tremendamente  feliz y orgulloso de tener el final  tan cerca. Juan Carlos me coge de la mano y cruzamos la meta, nos abrazamos y se me saltan las lagrimas. Hemos vencido a los 101. Un legionario nos felicita y nos cuelga el ladrillo. 


Indescriptible, inenarrable, terrorífica  y no sé cuantos adjetivos se le pueden poner a esta maravillosa aventura. Al final entré a las 02:50 empleando 15 horas y 50 minutos, el 46 de mi categoría y el 577 de la general de los 2033 que  acabaron. No me lo podía creer, la primera vez que participaba en un trail,   además sin haberlo preparado adecuadamente  y que me saliera de esta forma. Somos  Finisher…!!! o como se diga.
 José Félix  llegó a las dos horas exhausto pero muy contento. Nada más llegar acudí a la zona de podologia para que me mirasen el pie, daba miedo como lo tenía, me lo curaron y me dijo la podologa que no es bueno cambiarse de calcetines en plena carrera. Tomo nota para la próxima.


Los 101 en cifras:  Un repaso a los números, más allá del recorrido en sí, que maneja la organización esboza las magnitud de su compleja puesta en marcha: Medio centenar de vehículos entre camiones, motos, autobuses y vehículos ligeros; tres camiones aljibe,  40 tiendas modulares, 200 mesas de campaña, 10 grupos electrógenos,... La cuestión sanitaria también recae en la organización, que cuenta con tres puestos de socorro, dos UVI móviles y ocho ambulancias militares desplegadas durante el recorrido. Además de 10 puntos de evacuación. La prueba necesita de 70.000 litros de agua embotellada, 13.500 de bebidas isotónicas y otros 10.000 de refrescos. Entre plátanos y naranjas las cifras se disparan a casi 80.000 unidades.
Enhorabuena  al Tercio Alejandro Farnesio por lo bien que lo han hecho y sobre todo por el cariño con el que nos habéis tratado.
 

viernes, 10 de mayo de 2013

Este año si....




 Uno de esos años o algún día, han sido  entre otras frases,  las  que he pronunciado  durante los últimos tiempos  para mantener  una escusa con innumerables argumentos  y así poder  distanciarme de esta dura prueba . Pero este año se acabaron los motivos por los que me autoconvencía para alejarme de Ronda.  Las causas principales por la que me voy a machacar,  que no lo dudo, han sido las ganas  que tenía de embarcarme en algo de esta magnitud y sobre todo, los ánimos que mi compañero Juan Carlos me ha inducido en estos últimos meses.
Nunca me he enfrentado a algo así, es más,  tampoco he participado jamás en un trail o carrera de montaña,  todo es un universo nuevo  y apasiónate que se me abre. 
Mi estado físico dentro de mis limitaciones es bastante normal, las molestias que siempre me acompañan  y con las que he aprendido a correr, serán seguro  mis compañeras de viaje,  junto a  esas inmensas  ganas e ilusión desbordante que  minimizarán  todo las dudas que me acechan.
Si todo va bien, el sábado  estaré con   Juan Carlos, José Félix y casi  8000 mil participantes en la línea de salida,  con mucha fuerza y a tope  de ilusión,  para   intentar completar los 101 kilométros  y acabar la prueba lo más dignamente posible.   Espero que esta aventura  salga bien y sobre todo poder disfrutarla, que en definitiva es de lo que se trata.