Quien lucha,
puede perder; quien no lucha, ya perdió.
Quizás esta cita resuma mis vaivenes de lo que ha rodeado
correr en este maratón. Debido a una lesión que vengo arrastrando desde hace
algún tiempo, me he estado planteando desde primeros de año el participar u
olvidarme del maratón. Al final decidí luchar, tenía algunas esperanza de poder
completar la distancia.
Había sido una preparación concentrada en 50 días, pues
antes me fue casi imposible entrenar. Un dichoso neuroma de morton me tenía en
el más absoluto ostracismo. Que hago…? corro, no corro y me recupero, y si corro y la
lesión se agrava ahora que parece que remite. Una autentica encrucijada de la
que estaba preso. La cabeza me decía que no, pero el ansía y las inmensas ganas de completar mi
séptimo maratón me indicaba lo contrario. Al final decidí estar.
Nunca me ceñí a un plan para correr un maratón, mi estrategia
siempre fue la de meter muchos kilómetros alternándolos con bici de montaña.
Esta vez el tiempo que disponía era bastante menor, no me quedaba más remedio
que aumentar los días de entrenos semanales
pero siempre dentro de unos límites, pues la lesión seguía conviviendo a diario
conmigo y todo se podía ir al traste. Y de esta manera me presenté en Sevilla.
El sábado por la mañana pusimos rumbo al maratón, esta vez me
acompañaba Javier un auténtico todocamino con muchas tablas en este tipo de
prueba y mi hermano Manolo con su compañero Juan Luis que se volvían a
enfrentar a filipides, dos auténticos todoterrenos curtidos en pruebas de larga
distancia.
Llegamos a la feria y ambientazo, muchísima gente y mucha
expectación, teníamos la intención de ver el documental de Martín Fiz. Recomendable y muy emotivo, donde se refleja la intensidad
con la que ha vivido este gran atleta su
etapa de alta competición.
La comida de la pasta como siempre. Algo de cola y el clásico
menú. Me encontré con Miguel y Chano, dos compis de Algeciras que debutaban en el maratón. La
bosa del corredor algo cortita, lo mejor un cortaviento como el del año pasado
y mucho papeleo.
A las seis en pie, buen desayuno en el hotel y al olímpico.
Corredores por todos los lados, muy buena organización en el ropero y muchos
voluntarios colaborando.
Y llegó el momento, me coloco en el cajón de 3:15-3:30, no se
correspondía con mi planes, pero cuando me inscribí no estaba lesionado. Mi
intención era en primer lugar terminar, por fuerza no tenía dudas que lo podía
lograr, pero mi temor era cómo se comportaría el pie a partir del
veinticinco . Bajar de las cuatro horas, quizás era el objetivo, pero siempre
sin renunciar a agotar todas las posibilidades siempre que el pie aguantara.
Pistoletazo “Highway to hell” de AC DC a cañón por megafonía,
los vellos de puntas y el típico estado que sentimos en ese momento cargado de
ilusión y de respeto a lo que nos queda que pasar.
Salgo como una bala como casi siempre. De momento me sitúo a
ritmos por debajo de cinco. Me siento bien de fuerzas, pero con cautela.
Encuentro a Miguel de corre..corriendo y
nos saludamos, estamos un rato juntos y
me anima a que siga, que no lo
espere, gran corredor donde los haya. Veo el globo de 3:30 y me refugio en el grupo
que lo acompañan. Llega el kilómetro cuatro, curiosamente el globo se suelta
y sale volando, menudo cachondeo se forma, se acabó la referencia. Enfilamos
Torneo, llega el kilómetro cinco, voy de
maravilla y siempre por debajo de 4:50. Me fijo la siguiente meta el diez.
Pasamos la Macanera con muchísima animación para ser todavía tan temprano. Me
había propuesto que cada diez kilómetros me daría un premio. Este consistía en
una gominola. Me había comprado una bolsa en la feria. Paso el diez y sigo
igual, incluso hay momentos que aumento el ritmo. Las sensaciones buenísimas y me lanzo por la medía. Como siempre en todos los avituallamientos me paraba y bebía,
incluso en algunos hasta dos veces. Llega la media y el reloj me marca 1:42,
mucho mejor de lo que pensaba, segunda gominola y mala suerte, se me cae el
paquete. Que le vamos hacer, aun llevaba un cargamento de orejones. El
siguiente objetivo era el campo del Betis sobre el treinta y dos. Muchas ganas
de llegar, ya no voy con la misma
soltura, continuo contento, pues el pie sigue sin molestarme, aunque
empiezo a notar un pequeño dolor en la planta diferente al de la lesión. La Palmera
demoledora, lo único bueno que al final ya entrabamos en el Parque de María
Luisa. Espectacular, estampa incomparable y muchísimo gentío dando ánimo. A la
salida me encuentro a mi amigo Jorge que estaba haciendo fotos. Reyes Católicos,
la Catedral, Tetuán, ya casi no queda nada. Empiezan los problemas, el pie me
duele, noto como si llevara el calcetín húmedo, bajo el ritmo y no me queda más
remedio que cambiar la forma de pisar para atenuar el dolor. El rio, la
Barqueta y el estadio a lo lejos, intento apretar pero no puedo, llevo un
cuchillo clavado en el pie. Llega el cuarenta, ya lo tengo, empiezan las
pulsaciones a disparase me invade la emoción. Solo quiero llegar, el tiempo me da igual.
Entro en la oscuridad del túnel, antesala de la luz que inunda el estadio, voy flotando y disfrutando de lo lindo. Cruzo
el arco, casi llorando de la emoción. Séptimo maratón conseguido, he vuelto a
vencer a Filipides.
Al final paré el crono en 3:32:10, contentísimo por lo
conseguido. Ni en las más positivas de mis expectativas me podía imaginar hacer
un tiempo tan decente.
Mis compañeros también realizaron estupendos registros.
Javier consiguió un magnifico 3:30, Juan Luis hizo marca personal en 4:19 y
Manolo le metió un bocado a su marca de más de veinte minutos.
Para poder correr sin molestias, se me ocurrió hacerle un
vaciado a la plantilla para que la zona dolorida del pie no apoyara. La chapuza funcionó, pero
los daños colaterales me produjeron una tremenda ampolla que fue la que me
machacó en los últimos kilómetros.
Al final pude saludar y abrazar a mi Capitán Miguelón con el
que tantos buenos momentos hemos compartido. Realizó un magnifico tiempo en su ultimo
maratón. Decidió cortarse la coleta en esta distancia aunque en el fondo creo
que tanto él como yo seguimos muy enfermo de esta bendita locura que es el
maratón. Ahora toca descanso, intentar
eliminar la lesión y empezar a pensar en nuevos retos mientras el cuerpo
aguante.
No me quiero olvidar de mi compañero y amigo Jorge, al que una inoportuna lesión le impidió disfrutar de esta edición. Ánimo, te quedan muchas por correr.
4 comentarios:
¡¡ Emocionante tu relato, Ángel !!
Me consta que te ha costado mucho llegar hasta la meta este año y te mereces ese tiempazo. ¡¡Eres un ejemplo !!
Gracias por la mención. Sin duda, nos veremos en otras carreras.
Ha sido jodido llegar este año, pero hemos llegado. Y visto lo visto, hasta el año que viene. Enhorabuena y un fuerte abrazo, Angel.
Gran crónica como corresponde al teniente pantallero. Enorme tiempo y gran abrazo que nos dimos...espero coincidir en carreras con metros kilómetroje. ..
Ha sido un placer y un privilegio compartir este maratón con vosotros. Un fuerte abrazo, nos veremos en otra seguro.
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