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KEEP CALM and GO BAREFOOT

viernes, 4 de noviembre de 2016

EURAFRICA 2016.....







No existe una fuerza motriz más poderosa que una ilusión, un deseo o algo que quieres  pero que no se puede alcanzar por lo que sea. 


Al final del verano pasado  tuve una inesperada lesión que me impidió participar en la edición 0 de una increíble prueba que un grupo de emprendedores de Algeciras se propuso llevar a cabo. Eurafrica Trail nació como una carrera con un concepto diferente  a cualquier otra prueba de montaña. 
  La dichosa lesión  destrozó mis esperanzas de poder disfrutar de esta aventura. Este año se presentaba la primera edición  de la parte  europea y no podía dejar pasar la ocasión, tenía que estar ahí, la Garganta del Capitán, el rio de la Miel, La Mulas, la Trocha, rincones inigualables de nuestros montes a los que les debía algo y esta vez tenía que  ser.  Había  que cobrar el tributo  en forma de ilusión que la lesión me negó el pasado año y allí nos presentamos.


Han sido muchos días de entrenos con mis compis de fatiga, siempre dirigidos por Oscar con su extraordinaria maestría y conocimientos de estos avatares, esta vez en misión de arropamiento en los puntos más difíciles donde su aliento nos fue  decisivo para continuar; Daniel, con su inigualables planificaciones de muchas salidas, donde no quedaba nada al azar y que solo él sabe hasta  dónde puede llegar; Juan Carlos, con su vertiginosa progresión exponencial a la que todos nos quisiéramos algún día acercar; Álvaro, famoso  y  afamado corredor , curtido en grandes gestas y batallas y que con su insultante juventud algún día no muy lejano será dueño y señor del olimpo trailero; Juanma, allí estaba, empujando a todos con su aliento desde las alturas. No me quiero olvidar de tantos otros como  Antonio Pelayo, Javier Hernández,  Javier Rondón, Manolo Pareja, Manolo Tenllado,  Berni y muchos más.
Y llegó el día, allí estábamos todos dispuesto a dar batalla. Para mí era una carrera algo especial, fuera de lo común. Al margen de lo expuesto, era la primera gran prueba que  iba a disputar con sandalias. Sobre diez meses llevaba con mi transición de las zapatillas amortiguadas al minimalismo. Aunque ya había participado  recientemente en  la carrera popular de Algeciras y la del Pilar, esto era otra historia. La distancia, el desnivel y sobre todo la irregularidad del terreno, me hacían tener ciertas dudas en cuanto a terminar y no quedarme en el intento.  De preparación no estaba mal, pero una inoportuna torcedura de tobillo  tres semanas antes,  me hizo   tomar la salida con muchas precauciones.


Pistoletazo y a correr. Mi planteamiento era ser lo suficientemente  conservador hasta valorar mis sensaciones en el primer tercio de la carrera, donde el tobillo marcaría la pauta.  Muchísimos comentarios  en cuanto a mis huaraches. Mucha gente sorprendida y el clásico  y repetitivo comentario:  ¡¡qué valor tienes  de correr con “eso”, te vas a hacer polvo los pies,  tú no sabes dónde te metes!! Nada más lejos de la realidad. Sabía dónde estaba, incluso  un corredor  que adelanté en los primeros kilómetros, me dijo en tono chulesco, cuando llegues a la Mulas, si llegas, te vas a enterar. Pero yo a lo mío. 
Nada más salir, el terreno empezó a picar hacia arriba hasta llegar a  la Garganta del Capitán, donde había una zona que no se podía correr, incluso tuvimos hasta que escalar.  A continuación empezaba lo bueno, una interminable subida hacia el puerto de la Zarza por zonas muy técnicas y la consiguiente bajada por el rio de la miel. Espectacular y  muy difícil para bajar con sandalias. Poco a poco iban pasando los kilómetros y mi tobillo seguía aguantando,  me encontraba fenomenal, disfrutando de la carrera y del  magnífico entorno  que nos ofrecía la ocasión.  Después del avituallamiento del  rio de la miel, empezaba lo más duro en cuanto al desnivel. Por esta parte  la carrera discurría por zonas muy frondosas y de abundante vegetación. Los tonos ocres de la flora unido a una ligera niebla, nos envolvían en un ambiente difícil de describir por lo idílico del lugar. La subida hasta el puerto de la higuera, espectacular, fue de los mejores momentos para mí. Me encontraba con fuerza con poderío y devoraba  los repechos con  bastante soltura.  



 El  punto de avituallamiento del puerto, estaba comandado por Oscar, allí estaba el tío, animando y empujando al personal hacia lo que venía.  Nada más dejar el puesto empezó el  puerto del pollo. Imposible correr por esta zona, además del desnivel, el  fuerte viento de levante, la cerrada niebla y lo escarpado del terreno, hacían de este tramo un demoledor rompe piernas.  Al final de la subida casi me empotro con un corredor que estaba completamente extenuado y a punto de abandonar. Le doy ánimo, pero no había manera de que pudiese continuar.
 Por fin llegamos a la cima, no se pudo coronar las antenas debido a que la organización con buen criterio neutralizó esta zona por el fuerte viento, pero si se pudo pasar por el imponente bosque de niebla. Ya las fuerzas empezaban a flaquear y aún quedaba mucho recorrido. Mis pies seguían perfectos, ningún problema muscular, solo algunos arañazos por lo cerrado de la vegetación. A partir de aquí todo era casi bajada hasta el Bujeo,  para que a continuación, disputar la última subida  de nuevo al puerto de la higuera y enfilar lo ultimo  hasta  la meta, ya en constante bajada por la zona del Cobre.  Por estos tramos, la carrera transcurría por carriles y  donde el hándicap era el poco combustible que quedaba, además del cansancio y el desgaste que llevábamos en las piernas. La ilusión y las ganas que tenía contrarrestaban todo lo negativo que me pasaba por la cabeza. Y de esta manera apareció el centro penitenciario y la zona de Botafuegos, ya estaba hecho. El último kilómetro se hizo interminable, parecía que nunca se iba a  acabar el sendero paralelo a la carretera hasta entrar en el recinto donde estaba la meta.  Los últimos metros fueron espectaculares. Cantidad de gente animando.
 El  trabajo estaba concluido. Crucé el arco y paré el crono en 7:28.  La alegría que sentía era enorme. Allí estaba Juan Carlos esperándome.  Nos fundimos en un gran abrazo,  gran broche que puso fin a esta espectacular carrera. Como es preceptivo, recogí la medalla y disfruté de una cerveza que me supo a gloria.


Comentar, que terminé con los pies impolutos,  sin ninguna molestia en el tobillo que se comportó como un campeón y solo con las sobrecargas normales después de haber estado dando saltos durante   50 kilómetros.  Contentísimo por haber terminado, pero sobre todo por las sensaciones tan positivas de correr con sandalias. En las subidas y zonas no muy complicadas ningún problema, en las bajadas es donde flaqueo. Era  muy complicado bajar a buen ritmo, la técnica la tengo que depurar,  aún me queda mucho que aprender,  por lo demás todo perfecto.
Mis compañeros de lujo en cuanto a su participación. Juan Carlos, primero en su categoría….toma ya. Daniel y Álvaro igualmente cumplieron con creces sus expectativas entrando en 7 horas y 6:42 respectivamente.

En cuanto a la organización, decir que para mí todo ha estado perfecto, las indicaciones y balizas estaban muy bien colocadas y era muy difícil despistarse. Los avituallamientos abundantes y con mucha variedad. En cuanto a los voluntarios, chapó, se desvivían en atenciones y en definitiva todo muy bien. Quizás se echó de menos alguna camiseta conmemorativa de regalo y  muy escasa la bolsa del corredor en relación con el precio de la inscripción que no fue barata.
Con esta carrera casi puedo decir que mi transición al minimalismo está completada. Era una prueba de fuego a la que me  iba a someter  al correrla con sandalias. Todo salió según guión. El año próximo intentaremos repetir y volver a disfrutar de esta  fantástica carrera por nuestros montes.

                
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lunes, 27 de junio de 2016

XVI Carrera Popular “Puerto Bahía de Algeciras




El fin de semana pasado se disputó la ya clásica carrera popular  del puerto, también llamada de farolillos. Esta prueba abre los prolegómenos de la Feria Real y discurre por bastantes zonas céntricas  de Algeciras. Este año la afrontaba como siempre, con muchas ganas pero algo  diferente. Para mi era la primera carrera en la que participaba con sandalias. Aunque tenía garantías de que todo podía salir bien, tenía algunas dudas. Mi progresión en esto del minimalismo ha sido constante, he ido marcando las pautas con mucha moderación, lo que me ha dado un redito suficiente para que la transición de las amortiguadas a las huaraches haya transcurrido prácticamente sin ninguna contingencia.



 

A las ocho en punto de la tarde se dio el pistoletazo y allí estábamos más de seiscientos corredores. Muchísimas  caras conocidas y bastantes amigos. En la salida no me situé bien, lo que me penalizó bastante, ya que hasta que no pude empezar a correr en condiciones transcurrió bastante tiempo. Mi intención era la de probarme y experimentar sensaciones con mi nueva forma de correr. Mucha animación en casi todo el recorrido y muchísimo calor lo que endureció bastante la carrera.
Los primeros kilómetros se  me hicieron  bastante duros, las cuestas y el ritmo  elevado  que llevaba al cual  no estaba acostumbrado se hicieron notar. A partir de la mitad, ya cambió el tema. Empecé a encontrarme mucho mejor y aumenté el ritmo adelantando a un buen número de corredores hasta llegar a la meta. Al final paré el crono en 31:01 a  4:15 de media en algo más de siete kilómetros que fue el total del recorrido.
Muy contento con lo realizado y sobre todo por debutar con sandalias en una carrera. Todo fenomenal, ninguna molestia y una perfecta comunión entre mis pies y  las huaraches  que funcionaron a la perfección. Solo algo de chancleteo que poco a poco va a menos pero que aún molesta algo.
En cuanto a la carrera destacar su organización y la gran animación. En la meta hubo bebidas a discreción, una camiseta de regalo y unos calcetines. 

 

Muy contento en cuanto a mi evolución, continuo depurando la técnica. En el llano y las subidas  me defiendo bastante bien, en las bajadas, ya es otra historia. No consigo dominar esta faceta aunque avanzo muy lentamente. Será cuestión  de trabajarla más. Todo llegará….




sábado, 11 de junio de 2016

Cambio de tendencia.....





Para poder seguir a veces hay que empezar de nuevo, quizás esta frase defina claramente el cambio que he decidido realizar,  debido por una parte a la necesidad de seguir corriendo y por otra a la de buscar nuevas  sensaciones dentro de este mundillo.
Todo empezó hace aproximadamente un año cuando decidí inscribirme en el trail de Euroafica que  discurría entre Algeciras y Tarifa. Era una carrera tremendamente atractiva en su primera edición y que atravesaba los parques naturales de los Alcornocales y del Estrecho. Por  delante me quedaban más de cuatro meses  para prepararla, tiempo más que suficiente.  Empecé a realizar numerosas salidas por senderos, metiendo gran cantidad de carga de kilómetros, alternando con MTB y así casi todo el verano.  A principio de septiembre empecé a notar unas ligeras molestias en la planta del pie izquierdo.  No le di la mayor importancia y continúe  dando caña. Pero este pequeño dolor que cuando empezaba era bastante llevadero, fue convirtiéndose en un auténtico calvario hasta el punto de hacerme parar. Me puse en manos del fisio y  aunque se atenuó algo, continuaban las molestias. Decidí parar tres semanas en la que no corrí nada, solo me refugiaba en mi bici de montaña que era la que mantenía viva la llama de poder participar en mi objetivo. Pero nada,  todo seguía igual y ya no quedaba más remedio que acudir al podólogo y más tarde al traumatólogo. El primero me aconsejó que me hiciera un estudio de pisada y empezar a valorar de donde podía venir el problema. El médico me mandó una resonancia.  El resultado fue demoledor,  el temible Neuroma de Morton se había apoderado de mi pie.  Y ahora qué..?  Es lo que le dije al médico. En primer lugar me dijo que había tres soluciones. La primera era la de olvidarse de correr por bastante tiempo hasta que el neuroma se pudiese reasolver por sí solo. La segunda era la opción de la cirugía. Esto ni se me pasaba por la cabeza, no estaba dispuesto a que me tocaran el pie. La tercera era la infiltración. Esta última tenía sus pros y sus contras. Existía la posibilidad de que se formasen cristales en la zona que me podrían  dar problemas en un futuro,  pero que  el resultado era espectacular. En dos días me indicaron que podría empezar a correr poco a poco sin dolor, pero que existía bastante posibilidad  que sobre el mes aparecieran de nuevo los dolores.  Me decidí por esta última. Fueron dos pinchazos en la zona y como  por arte de magia desapareció el dolor. Decidí no participar en el Trail para no  correr  riesgo y empecé a  entrenar de nuevo. Todo volvió a la normalidad, las salidas eran  más bien cortas para no arriesgar y empecé a pensar en otro importante reto que tenía en la cabeza, El Maratón de Sevilla.  Era   mediados de Noviembre y después de estar parado más de un mes aún tenía tiempo de prepararlo. Aunque las molestias habían  casi desaparecido, aun al correr, sentía un cosquilleo en el pie que me hacía dudar y los fantasmas estaban siempre presente. Casualmente encontré en internet una página en la que el autor había tenido el mismo problema. Él lo solucionó a base de darle libertad al pie. Cambio la forma de correr, dejó las zapatillas amortiguadas y empezó a correr de forma minimalista. Empecé a informarme y a visitar páginas y foros y llegué a la conclusión de que lo tenía que intentar.


En principio el cambio era complicado, muchos años corriendo con tope de amortiguación y de pronto cambiar al otro extremo. Las zapatillas minimalista que había en el mercado no eran baratas y era reacio a hacerme con unas y que luego este invento no cuajara. Había leído que mucha gente había empezado con unas zapas que vendían en Decathlón y que tenían drop cero, las newfee. Casualmente tenía una vieja que compré hace algún tiempo y casi no le había dado uso. Le quité las plantillas y me lancé de cabeza al minimalismo. Todas las informaciones que hay en la red de gente con bastante criterio en el tema, aconsejaban empezar a correr con mucha cautela ya que hay que pasar por una transición obligatoriamente para no cae lesionado, pues la forma de correr es diferente y se utilizan otros músculos que con las zapas normales  trabajan muy poco. Los inicios fueron muy tranquilos. Mis salidas consistían en empezar con las zapas de siempre  sobre ocho o nueve kilómetros y terminar con las minimalistas que las llevaba en una mochila  haciendo siempre menos de dos. 



Poco a poco fui cambiando la tendencia y di el paso decisivo, empecé a correr descalzo. Al mes aproximadamente dejé las amortiguadas y ya solo corría tres kilómetros descalzo y tres con las minimalistas. Las sensaciones eran inmejorables, sentía una sensación de libertad en mis pies que disfrutaba  corriendo como nunca lo había hecho. Evidentemente sentía algunas molestias sobre todo en los gemelos y soleos que se me cargaban más de la cuenta. Todo esto debido al cambio de técnica. Ya no talonaba y aterrizaba en cada zancada con el antepie. Del neuroma ni me acordaba. Poco a poco fueron despareciendo las molestias de las piernas y cada vez iba metiendo más distancia descalzo, eso sí, siempre por carril bici y por zonas con buen piso. De vez en cuando alguna piedrecilla me hacía ver las estrellas, pero jamás tuve ningún corte ni herida, solo mucha mugre al termina. Todo iba fenomenal pero me surgió la gran duda. Estaba inscrito en el maratón de Sevilla y tenía que decidirme, solo quedada algo más de un mes. Evidentemente  no estaba  en condicione aun de afrontar una prueba de esta entidad en plan minimalista. O seguía con mi progresión y desistía de correr en Sevilla o volvía con mis zapatillas de siempre para garantizar tener un mínimo de condiciones. Opté por aparcar de momento el minimalismo. Me apetecía mucho correr mi séptimo maratón. A primero de Enero empecé a prepararlo. Era consiente que no tenía mucho tiempo pero había que intentarlo. En esta edición saldría a disfrutar y me olvidaría de marcas.
Me encontraba raro al correr, intentaba no talonar pero me resultaba muy complicado. Pero quedando algo menos de un mes, empezó de nuevo el neuroma a dar la lata.  Sentía un ligero dolor en la planta del pie que me molestaba lo justo para  no ir cómodo.  No me apetecía infiltrarme de nuevo y se me ocurrió hacerle un vaciado a unas plantillas viejas que tenía para que la zona dolorida estuviese libre de la presión al pisar. Y así de esta manera chapucera logré terminar mi escueta preparación y estár en  Sevilla. El maratón discurrió mejor de lo esperado. Paré el crono en un tiempo bastante digno para   el estado en el que llegué.
A la semana siguiente retomé mis salidas descalzo y  me compré unas huaraches . Actualmente les he hecho a las sandalias casi cuatrocientos kilómetros  y casi puedo asegura que he concluido mi transición al minimalismo. He realizado  tiradas de más de veinte kilómetros tanto por asfalto, carriles y por terrenos no muy técnicos. No siento ningún tipo de molestias y cada vez disfruto más corriendo. Es una autentica gozada correr con sandalias. Soy consciente que aún me queda mucho que aprender de todo esto.
Ya no hay vuelta atrás, seguiré con mis huaraches y descalzándome siempre que pueda. No volveré a las amortiguadas…..o eso espero.